La señora Aurora entra al Hostal de la Plaça rauda a saludar a su nieto. Lleva puesto un gorro de lluvia y una afable y perfecta sonrisa. Su desparpajo desconcierta: “Has dormit bé, nena?”. “Sí» —apresuro a contestar—. Las habitaciones son sencillas y funcionales. Pero poseen ese confort hogareño que, en estos tiempos de simulacros y falsificaciones, atrapa. El lujo -que decía aquel afamado interiorista- está en los detalles. “No deus haver dormit sola, eh? És molt trist dormir sola”, añade. Hace ya unos años que se jubiló, pero la señora Aurora viene a menudo a pasar revista . Es la fonda familiar de cocina tradicional que fundó su abuela en el centro de Cabrils y que acaba de cumplir 75 años.


Corría 1943. La post Guerra Civil era dura. A Doloretes y a Josep les pareció que montar una pequeña fonda de comidas en la casa pairal familiar del siglo XVII en medio del pueblo de Cabrils era buena idea. El negocio se fue ampliando, y se convirtió en sempiterna referencia del Maresme. Hasta ahora.
Aurora trabajó aquí toda la vida y ahora es un también sonriente Arturo —4ª generación del negocio, actual director del establecimiento— quien recibe a los clientes tras el pequeño mostrador de debajo de una escalera. Para llegar hasta él se atraviesa en comedor principal, acristalado y con vistas a la plaza.
Dónde dormir en el Maresme: Hostal la Plaça
Encuentros como este convierten la estancia en una experiencia acogedora y especial. Los momentos, los años y las fotografías forran las paredes de recuerdos. También hay albaranes de entregas, cartas antiguas y facturas de reformas. Han sido varias y gracias a ellas, el hostal puede resultar un pequeño laberinto si se sale de un salón dirección al baño y se pretende volver al mismo comedor.

Comer cocina tradicional catalana en el Maresme
El espíritu de la abuela Doloretes sigue presente. Por ejemplo, en la sala; ‘La cuina’. Allí es donde la bisabuela desgranaba guisantes. Uno a uno y con paciencia. “Uno no puede imaginarse cuanto la echamos de menos, también por la feinada que nos sacaba de encima pelando y pelando guisantes durante horas”, recuerda Arturo.
Los guisantes floreta del Maresme encelados de la grasa de la panceta ibérica y la butifarra negra siguen siendo uno de los platos eje del establecimiento —caviar verde, saludable y recordable. De la mejor cosecha—.
Otros, son un homenaje a esas formas de hacer cocina de antes en las que la filosofía de trabajo era el trabajo mismo; elaboraciones con una mirada puesta en gustosos y guisos que se empezaron a colar en las cartas de los restaurantes a finales del siglo pasado: los huevos al plato, los canelos gratinados, los garbanzos cap i pota o el filete de ternera al café de París. Otros platos, como los guisantes, miran descaradamente el paisaje más cercano: la fideua con sepietas de Vilassar y suave emulsión de ajo y azafrán o el crujiente de pies de cerdo deshuesados con mongetes del ganxet.

Entre las escuetas moderneces de la carta —¡alguna hay!— está un académico huevo cocido a 63 grados sobre parmentier trufada y foie al que acompaña un jugoso salteado de setas (xiitake, colmenillas…). Pero sin duda, entre los imprescindibles de su carta, están un pulpo cocido durante 12 horas también con parmentier y pimentón de la Vera —la cocción roza la perfección— y el arroz de cohombros de mar, alcachofas, boletus y galeras…
Para su 75 aniversario l’Hostal de la Plaça han granado un menú de seis platos con un recorrido por su carta histórica a 19,90 euros/persona y también ofrecen otro diario con siete entrantes, siete segundos y siete postres a escoger por 27 euros. Y la cosa no acaba aquí.
La repostería, que es casera y es rica, también compendia algo del recetario del Maresme. Empezando por una estupenda coca de Llavaneres y acabando con la crema de yogurt con tartar de fresas. La carta de vinos —más mimada que la muchos pseudo-gastrobares del Eixample barcelonés— merece que le prestéis atención. Preguntad a Carola para que os guie si tenéis dudas y dejad en sus manos la elección del mejor caldo.
Detrás del hostal, la Botigueta, el negocio de comida para llevar de la tía de Arturo sigue recordando que a esta familia le pirra cocinar. Y a sus fieles feligreses parece que nada les impide encargarles paella, croquetas, pies de cerdo o incluso canelones cada fin de semana. L’Hostal de la Plaça nunca ha dejado de estar en manos familiares. Por algo será. “Tener un negocio familiar es casi como una cruzada, hay que sacrificarse mucho”, resume Arturo. Pero parece que el esfuerzo continúa mereciendo la pena.
Otros restaurantes en Cabrils:
Axol
Albert Ortiz Lázaro, formado en la Escola Universitària de Hostaleria i Turisme de Sant Pol de Mar, es personalísimo chef tres este restaurante de decoración ecléctica situado en un chalet. Su cocina de autor bebe de las influencias de algunas de las mejores cocinas catalanas. (Dirección: Carrer de l’Arboc, 6, Cabrils, Barcelona).
Restaurant Xaret
El padre de Albert, Fernando Ortiz, lleva casi 50 años tras los fogones. Comenzó en 1971 en un restaurante de lujo de Ibiza y desde hace 20 comanda el restaurante Xaret. Ofrece un menú de diario a 12 euros y uno el fin de semana a 24 en los que destaca el prducto vegetal de su propio huerto. (C/ Xurroia, 3 08348 Cabrils, Barcelona)
La Bodega
La Bodega se asienta en lo que fue una antigua bodega de vinos a granel. Su especialidad es la cocina de mercado en formato tapa con énfasis en los sabores marineros (boquerones fritos, mejillones a la marinera, revuelto de huevo y huevo fritos con alcachofa). Es ideal para celebraciones y grupos. (Dirección: Plaça de Molina, 2, Barcelona)
Hostal de la Plaça
- Dirección: Plaça de l’Església, 32, Cabrils, Barcelona
- Teléfono: 937 53 19 02
- Precio medio: 45 euros