El mundo burgués y barroco de Les Grands Buffets vuelve a la vida cada vez que uno cruza sus puertas de madera (tuve la oportunidad de visitarlo por primera vez en 2016, os lo conté en este otro artículo). Ubicado en una deslucida zona comercial a las afueras de Narbona, el buffet más famoso de Francia —y puede que del mundo— es lugar de peregrinación para cientos de españoles (sobre todo catalanes) que cada año quieren vivir el fasto de los grandes ágapes del siglo XVIII a precio controlado: 52,90 euros (sin bebida). ¿Vale la pena una visita? Desgranamos su concepto.
Les Grands Buffets: Otro tipo de buffet desde 1989
¿Calidad o cantidad? La lógica aplica que un sustantivo calibra el peso del otro. Ostras, foie, bogavantes, carabineros, una fuente de chocolate de un metro… la experiencia ofrece comer a la francesa, con mesas centrales engalanadas desde donde servirse de todo sin un orden concreto. Esa era la forma de los banquetes del siglo de las luces (por cierto, reconocida como patrimonio cultural e inmaterial por la Unesco). La disposición obligaba a que las elaboraciones estuvieran preparadas varias horas antes. Una opulencia y preparación que iba muchas veces en detrimento de la calidad. Por suerte, en los restaurantes con la modernidad se fue imponiendo el servicio “a la rusa” que da un orden concreto a los platos.
El de Narbona es otro concepto de buffet. Uno singular, que rescata la comunión festiva alrededor de un mantel para degustar decenas de elaboraciones intentando mantener (lo mejor posible) cocciones y temperaturas. Diremos que, en este caso, la abundancia de comida no compromete tanto su calidad, que es buena…
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