GastroCultura

Sisquella y Alges: Dos vinos crianza casi low cost para el paladar treintañero

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Sisquella, como la antigua fortaleza del municipio de la Juncosa (Les Garrigues), es la cara más fresca de una joven bodega conocida por sus grandes aceites de oliva que exportan a todo el mundo: Clos Pons. La DO Costers de Segre -en la que se ampara- es una de las que tiene mayor proyección en los últimos años, creciendo y extendiéndose hacia los Pririneos. Es la única DO que hay en Lleida y una de sus características es, precisamente, su diversidad: hay 7 zonas vinícolas en 8 comarcas diferentes. Esta pequeña bodega forma parte de esa variedad y, entre sus singulares vinos, destacan dos crianzas ideales para el paladar treintañero. Los conocí recientemente con motivo de una cena en la bodega y creo que son apuesta segura a precio casi lowcost.

Sisquella (2013)

A muchos no nos gusta el albarino por su aparente simplicidad, por esa falta de matices que (se supone) caracterizan a los buenos vinos. Pues bien, he aquí un albariño con personalidad, un blanco en tierra de tintos. Se la da un coupage al que se añade también garnacha blanca y moscatel de alejandría que ha reposado cuatro meses en barrica nueva de roble francés. Esto imprime carácter y aporta estructura, así que es un blanco con cuerpo, con fondo y con matices a vainilla. El sur de la provincia de Lleida es una tierra poco profunda, con grandes desniveles térmicos noche/día, así que los vinos de Clos Pons son, en general, muy minerales, regulares y con coupages originales. Sisquella tiene 90 puntos en la lista Parker (11,50 €)

Aunque la cultura del vino es en España algo ancestral, expertos del sector ponen de relieve de vez en cuando eso de que los jóvenes no tienen cultura del vino. Y no les falta razón. Falta cultura en el vino en la misma medida en que falta en todo aquello que nos sirve de alimento. El vino es aún difícil para muchos jóvenes que no lo entienden (el lenguaje enológico es poco comprensible) y andan perdidos ante el estante del super cuando tienen que comprar uno. Pero hay vinos con un poco de crianza pensados para el paladar treintañero, son vinos solventes para gente que no está acostumbra a beber vino. Cada vez son más las bodegas que cuidan escrupulosamente el trabajo del viñedo y su elaboración para que los vinos sean un reflejo de su paisaje. Esto da muchas posibilidades.

Algés (2012)

Tempranillo, Garnacha y Syrah. Es un tinto joven con una crianza light (en realidad sería crianza cuando pasa 12 meses en barrica).  9 meses en barricas de roble nuevas de 1er y 2º año, 80% francesas, 20% americanas. El resultado es un vino maduro y sabroso, de marcada acidez y fondo especiado que se expresa sobre todo en nariz con una exuberante fruta roja arropada por una madera sutil. 89 puntos en la lista Parker (The Wine Advocate), premio de Oro Especial al Mejor Vino tinto de la DO Costers del Segre en los Premis Vinari de 2013. (10,35 €)

No dejo de repetir eso de que los treintañeros somos la clave para salvar el vino, hacerlo evolucionar y abrir nuevos púbicos. La frase no es mía. Lo dijo el exsumiller Ferran Centelles en una entrevista hace un tiempo. Jóvenes elaboradores y sumilleres, variedades autóctonas que expresen el territorio y sobre todo con una buena relación calidad-precio o, como dicen algunos, calidad-placer. Brindemos por salvar el vino. En ello estamos.

 


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