En mayo se cumplirá un año desde que Carme Ruscalleda capitanea la práctica totalidad gastronómica del hotel Mandarin Oriental de Barcelona. La chef catalana relevó en Blanc al gaditano Angel León –centrado en su biestrellado Aponiente- , recuperó el nombre original del espacio –Restaurante Blanc- y se marcó como anhelo prestigiar la cocina mediterránea proyectándola internacionalmente. Una proyección, que la dirección del hotel persigue desde hace años.
Fue el malogrado Jean Luc Figueras quien capitaneó la oferta del grupo también apoyada en el producto fresco de temporada –como ahora-, las recetas básicas, medias raciones y los precios asequibles. Desde que en 2016 Ruscalleda fuese embajadora de Catalunya Regió Europea de la Gastronomia y recibiera el Premio al Mejor Restaurante de Catalunya que otorga anualmente la Academia Catalana de Gastronomia i Nutrició no ha dejado de trabajar en este sentido.
Estos primeros meses en Blanc han sido intensos. El cliente autóctono de Eixample -ese que vive de espaldas a las ‘nuevas’ gastronomías- ha vuelto a cruzar la majestuosa e inclinada alfombra que le recibe a pie de calle (siempre he pensado en su aire de rampa interestelar).
Alberto Castiñeiras está al frente de la cocina en el día a día, de la que salen platos con clara intención tradicionalista. Por ejemplo, recupera en su menú de mediodía (36 euros) los canelones, la sopa de cebolla y el arroz cocinado con grasa ibérica, y, en carta, la butifarra del país, el solomillo de rubia gallega y la espalda de cordero lechal. Una tradición que vive junto a matices orientales propios ya de la gastronomía ruscalleliana –el tartar de atún rojo, las gyozas o el caviar sobre blinis-. Influencias, todas ellas, entreveradas en una cocina que compite con un espacio al que iguala en calidad y frescura. Su celebrado restaurante tokiota se prepara para celebrar en este 2018 su trigésmo aniversario y el hotel para albergar toda una serie de eventos también ligados con el mundo asiático. Todo cuadra.
Y es que la cocina de la única chef del mundo con 7 estrellas Michelin (tres en Sant Pau, dos, en Moments, también en Mandarín Oriental Barcelona, y otras dos por Sant Pau Tokio) navega desde hace años en una prudente y madurada aleación japo-catalana: una cocina natural, honesta, libre y emocionante, que es a la vez miscelánea y revoltijo de todas las vivencias de una de las mejores chefs del país. Ahora, mucho más accesible. En el Restaurante Blanc es puro lujo gastronómico. Y no era de esperar otra cosa.
Restaurante Blanc
- Mandarin Oriental de Barcelona
- Paseo de Gràcia, 38-40
- Menú de mediodía : 36 euros (café y té incluido)
- Menú de temporada: 59 euros (sin bebidas)
- Horario: Abierto de 7:00 a 23:30 h
