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Casa Vicens: gustosa visita al arte modernista de la mano de Hofmann

Casa Vicens ofrece visitas con catas gastronómicas de la mano de Hofmann, una estrella Michelin

La Casa Vicens es una desconocida. Lo es incluso para muchos barceloneses. Y eso que fue el primer edificio que Gaudí construyo (1883) y se abrió al público como museo visitable el pasado noviembre.  Desde hace unos días, la entidad bancaria propietaria del inmueble, MoraBanc, y el restaurante Hofmann (una estrella Michelin) ofrecen visitas guiadas con degustación gastronómica. Se trata de un recorrido por los salones de la casa con cinco catas (entre degustación de vinos y platos gastronómicos).

Arte y gusto de la mano de Hofmann

La gustosa visita comienza siendo un acto de curiosidad cultural que acaba en la oda al producto de una gran casa culinaria. Entre las delicatessen del universo Hofmann servidas en el espacio está el pescado de lonja con espinacas y cremoso de patata, el canelón de aguacate y txangurro o el lomo bajo de rubia con ragú de setas. Son bocados habituales en los caterings de la también escuela de cocina que pueden contratarse en forma de cenas privadas (hasta 60 personas).

Casa Vicens, el primer encargo a Gaudí

En la decoración de los pequeños espacios del palacete (patrimonio mundial por la UNESCO en 2005) Gaudí ensayó los motivos recurrentes de su obra. De modo que la Casa Vicens está considerada como un preludio del universo gaudiniano. Ya en el patio las hojas de naranjo, los motivos florales y la fachada recuerdan a una gran obra del modernismo reusenc muchas veces también olvidada injustificadamente: el Institut Pere Mata.

En el interior, destacan las molduras en caobas naturales, las baldosas de cerámicas y una colección de 32 pinturas de Francesc Torrescassana en la sala principal. También, un techado de bóvedas catalanas hoy recuperado que acoge una biblioteca y tienda especializada en el sótano. También destacan las estructuras de mocárabes de yeso policromado que reproducen hojas de palmera con racimos de dátiles.

Los revestimientos de las paredes de algunas de las estancias están realizados con baldosas de cartón piedra con policromías originales en verdes, azules y dorados o bien con esgrafiados con motivos vegetales, repletos de simbología. Entrevigados cerámicos en las alcobas, paredes estucadas que simbolizan cañas y juncos… hasta llegar a una preciosa terraza en la azotea que proporciona una vista espectacular a los edificios vecinos.

No cuesta imaginarse como Manel Vicens, primer dueño y corredor de bolsa, debía pasar aquí los veranos. La villa de Gràcia, apartada unos pocos kilómetros de la urbe barcelonesa que en ese tiempo crecía y se tornaba caótica y bulliciosa, era foco del veraneo benestante.

Hofmann avanza que en septiembre las catas en Casa Vicens se amplían.  “Se podrán catar una selección de bombones mientras un guía te explica los secretos de cada rincón de la casa y del chocolate”, anticipa.

Quienes aún no hayan puesto un pie en esta joya arquitectónica gracienca tienen un nuevo motivo para hacerse con una entrada. Una forma gustosa de apreciar el arte que seguro encantaría al mismísimo Gaudí.

Casa Vicens


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