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Moritz presenta su cerveza de pan Triticum

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Moritz presenta una cerveza de pan, sin filtrar ni pasteurizar, elaborada con las potentes levaduras salvajes del maestro panadero de Triticum, Xevi Ramon.

Creatividad e innovación son las particulares gasolinas que hacen que los nuevos proyectos fluyan. Este tótem sirve de apoyo a uno de los proyectos más divertidos de la Fábrica Moritz, el Moritz Beer Lab. Desde su apertura el año pasado, el laboratorio cervecero de la Ronda Sant Antoni no para de darle vueltas a las posibilidades en torno al oro líquido que más nos gusta. Por qué no hacerlo, las cervezas artesanas están más de moda que nunca y –ya avisamos- han venido para quedarse. El año pasado presentó la Moritz Red Ipa, una Ale de alta fermentación que jugaba con los matices amargos del lúpulo.  Agotó el aprovisionamiento de barriles y este año le han dado el relevo con esta nueva invención para la que han apuntado más alto de salida. Este verano ha sido el reto de crear una cerveza de pan, que sabe a pan y que -evidente- está hecha con masa madre, la Moritz Blat. Pero no con una masa madre cualquiera sino la de sus colaboradores y vecinos, Triticum. La alianza de la panadería gourmet de Xevi Ramon con la marca de cervezas es un idilio por el momento bendecido que está dando frutos. Muchos conocímos los maravillos  panes de Triticum por su íntima relación con El Celler de Can Roca y desde 2012 tienen punto de venta en la fábrica así que sus fermentos eran los aliados panarras más lógicos para hacer este experimento.

La cerveza de pan está elaborada con agua mineral de Font d’Or, lúpulo de Saaz, levadura de pan, trigo y maltas pálidas con un tostado muy ligero. Y únicamente la podréis encontrar en esta fábrica hasta que se acabe el verano (aproximadamente octubre).

NOTA DE CATA: Catamos la recién estrenada Moritz Blat, una cerveza sin filtrar y sin pasteurizar -ergo con toda la turbidez propia de las proteínas en suspensión- con una untuosidad en boca adherente. Su cremosidad atrapa notas a levadura, banana madura y especies anisadas y no enmascara un particular frescor efervescente acusado por su alta carbonatación. Resulta una cerveza dócil y golosa con una potencia alcohólica discreta (5,8% de alcohol) y que sorprende por su dulzura y ligera acidez. Alex Clemente (maestro cervecero de Moritz) explica que al elaborar una cerveza con una masa madre de alto valor biológico como la de Triticum se consigue una fermentación muy compleja e e¡interesante que despierta aromas casi milenarios. No olvidemos que antes de pasteurizarlo todo la humanidad adoraba los productos fermentados, los hongos, levaduras y bacterias que dotan a los alimentos de muchos de sus matices organolépticos.


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