-Restaurante Solomillo, señora
-Bueno, pero es que yo soy más de entrecote. No tendrían…
-Lo siento mucho. Pero no. Solo solomillo. Ese es el corte.
La conversación es ficcionada (plausible pero ficticia). Y (me cuentan en el hotel Alexandra), se ha dado más de una vez con sus más y sus menos en algunas mesas a la hora de pedir. La gente tiene por costumbre no leer bien las cosas hasta que no es demasiado tarde (¡demasiado tarde! esto ya es opinión mía). Vamos por el mundo sin fijarnos bien. Intuimos, ojeamos (más que leemos). Y luego, vienen los dramas. O no, porque encontrarse en un restaurante de carne al peso… Perdón, de solomillo al peso está muy lejos de lo que comúnmente entendemos como fatalidad.
Pero es que, además, Barcelona era (es) una ciudad carnívora. De las más (en este artículo no voy a listar sus templos de la carne, pero este es uno). Así que afilad el laguiole.

Un espacio gastronómico de dos plantas. Abajo, la charcutería con terraza a la calle Mallorca. Con casi cualquier tabla de queso que os preparen lo gozaréis bien. Yo sé que me creen pero es más fácil de creer a mi admirada Eva Vila, de VilaViniteca. Ella selecciona y afina las 25 referencias que tienen. Los embutidos son de Joselito, claro. Y paro de contar que hemos venido a hablar de carne.
En la primera planta, el restaurante; una brasserie (un café-restaurante de ambiente relajado, vamos) donde montaros el festival cárnico al gusto. Un do it yourself sin riesgos de montaje.
Todo gira alrededor de cinco de las mejores razas de ganado para carnes de vacuno: salers (raza ecológica francesa de montaña), charolesa (antigua raza de labranza con gran masa muscular y poco infiltrado graso), frisian (centroeuropea con pasado como lechera, muy sabrosa), rubia
gallega (la rubia que todos conocemos) y buey (castrados de jóvenes y dedicados al engorde). No sirven el famoso angus, wagyu ni simmental (¡gracias!, tampoco hace ninguna falta).
En la versión más comedida, los 125 gramos de salers (13,13€) merecen ser acompañados por unas Judías de Santa Pau, un pil-pil de piquillos y un gratin dauphinoise. En la versión cavernícola, podéis acompañar el kilo de buey (190€) con un Almax. Tendréis que escoger salsas (bearnesa, café parisino, a la pimienta, mostaza a la antigua…), punto y el método de cocinado. Y tan panchos.
No sé vosotros; yo si puedo reservar mesa en un jardín todo me sabe mejor. El Patio (es el nombre oficioso) es uno de mis sitios favoritos para aperitivos, vermuts (de 12.00 a 14.30 horas) y cócteles con sentido durante todo el día al lado de una costilla de hombre en esta parte de la ciudad. Esto es vivir, oigan.
Solomillo
- C/ Carrer de Mallorca, 251, Barcelona
- Precio medio: 25-??? Euros
- Horario: Todos los días: 13.00-15.30 y 20.00-23.00